Artículo de Luis Martínez, coportavoz de EQUO Gijón
Resulta difícil definir de una manera más clara el presente y el futuro de la creación de empleo en España. Una frase dicha por una de las mujeres más lúcidas y luchadoras de la intelectualidad contemporánea, Vandana Shiva, en referencia a la agroecología, que de manera oportunista he sacado de contexto para referirme al pequeño comercio.
Esa pastelería familiar que tienes debajo de tu casa, la ferretería de la calle de atrás, el quiosco de la esquina, la panadería de tus vecinos, la frutería del frente, el taller de carpintería, la librería de más allá… y así hasta 500.000 empresas o personas físicas que emplean la friolera de 1.800.000 trabajadores (11% de los ocupados) y generan el 5% del PIB nacional, mientras el valor añadido del sector es muy superior al de la gran distribución.
Al otro lado del espectro del comercio minorista se encuentra situada la ANGED (Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribucion), que cuenta entre sus empresas asociadas al Corte Inglés, Hipercor, Eroski, Carrefour, Leroy Merlin, Alcampo, IKEA, FNAC, MediaMarkt y Cortefiel, entre otras. Su cuota de mercado global es similar a la del pequeño comercio en su totalidad, pero únicamente crean 215.000 empleos; de aquí se sigue que los salarios correspondientes a 1.600.000 personas son los beneficios de estas empresas, por lo que el único crecimiento que fomentan es el de la desigualdad.
En el centro del espectro de la distribución minorista se sitúan empresas como Mercadona (400 millones de beneficio neto), Alimerka, DIA y otros grupos que, aún no perteneciendo a la ANGED, aplauden las medidas de libertad de horarios puesto que pueden permitirse abrir todos los domingos y festivos a costa del constante empeoramiento de las condiciones laborales de sus empleados. El relativo bajo precio de los productos que ofertan se debe principalmente a las condiciones leoninas que imponen a sus proveedores y a la deslocalización de la producción, envasado o transformación, llevándola a países en que los salarios son mucho menores y el respeto de las condiciones laborales es una utopía.
A su vez, nos encontramos con que el último convenio colectivo por el que se rigen las grandes empresas de distribución en España, correspondiente al periodo 2013-2016, congela los salarios y vincula una subida máxima del 0,5% a parámetros difíciles de alcanzar en el marco de la situación económica actual, mientras que el convenio colectivo del comercio 2012-2014 en el Principado de Asturias, establece como norma el aumento del 0,6% anual en el salario base. No debemos entender esto último como un petición de igualdad entre los convenios a la baja, se debe entender que los convenios colectivos por los que se rigen las grandes empresas no deberían ser en ningún caso más permisivos que los que rigen al pequeño comercio.
Medidas de Estímulo al Pequeño Comercio
La legislación vigente a nivel nacional deja un margen escaso para las otras dos administraciones implicadas, comunidades autónomas y ayuntamientos; dicho lo cual, es precisamente en estas últimas donde el pequeño comercio puede encontrar la ayuda y la protección que necesita para contribuir de manera importante a la creación y consolidación del empleo en nuestro país. También es preciso recordar que cada persona debe consumir responsablemente en la medida de sus posibilidades, y ser consciente de que su dinero, por poco que sea, genera inercias positivas o negativas, en la economía y distribución de la riqueza a nivel local y global. Nunca se verá que una pequeña comerciante done 25 millones de euros a Cáritas u otra organización, es probable que gane lo mismo y a veces menos que sus empleados, sin embargo la recaudación del Estado en el modelo “pequeño”, le permitiría asumir a este último las responsabilidades sociales que actualmente delega, irresponsablemente, en las ONG y en la solidaridad de la población.
Planes de apoyo al pequeño comercio que contemplen bonificaciones en el alquiler de los locales, ayudas para adaptarse a los cambios del mercado, promover la variedad y la especialización del pequeño comercio y asesoramiento para evitar la sobre-saturación de la oferta, son algunas de las numerosas medidas que ayuntamientos y comunidades autónomas deben incorporar a sus políticas de fomento del sector servicios, a la vez que se fomenta la pequeña y mediana industria que puede abastecer al sector comercial, de manera que la cercanía de la producción o la transformación se convierta en referente a la hora de evaluar la relación calidad-precio de un producto, todo ello sin enumerar la reducción de emisiones y evitar un mayor deterioro del Medio Ambiente, que actualmente se intenta mejorar con el dinero de quienes contribuimos, mientras las grandes empresas reciben jugosas subvenciones y la fiscalidad “verde” brilla por su ausencia.
Libertad de horarios, turismo y pequeño comercio
Teniendo en cuenta que el turismo ha sido uno de los principales motores económicos de España, las políticas dirigidas a la libertad de horarios únicamente han conseguido un cambio negativo en los hábitos de consumo, que se han tornado en una pared difícil de escalar por el pequeño comercio. La Confederación Española de Comercio ha requerido explícitamente al Gobierno que no continúe con la política de libertad de horarios comerciales, dado que la experiencia demuestra que no atrae más clientes ni se incrementan las ventas. Son recientes las declaraciones de la Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz, calificando de “alfombra roja para emprendedores” la ampliación de las llamadas zonas de gran afluencia turística, mensaje que sólo puede comprenderse si consideramos a la Vicepresidenta como una hermeneuta de los libros sagrados de la ANGED.
El aprovechamiento de las sinergias entre el comercio y el turismo es un factor que debe ser planificado y observado de manera local, estudiando cada núcleo de población en concreto, promoviendo iniciativas en las que participen los agentes del sector comercial para mejorar la actual normativa, en defensa de los intereses del pequeño y mediano comercio. De ayuntamientos y comunidades autónomas se espera el fomento de la integración empresarial del pequeño comercio en agrupaciones sectoriales, centrales de compras y otras formas de integración. Debe esperarse también la extensión al sector del comercio de las ayudas existentes para el sector industrial.
El desarrollo del urbanismo comercial y el impulso de planes de orientación comercial con especial incidencia en los cascos históricos y zonas desfavorecidas, se convierte en una de las asignaturas pendientes de estudiar en la mayoría de los ayuntamientos de España, que lleva 30 años apostando por el modelo de grandes superficies y grandes empresas de distribución, mientras destruye pequeñas y medianas empresas que a pesar de sufrir una competencia desleal y poco acceso al crédito, continúan siendo las verdaderas “grandes” de este país.