Todavía con la piel de gallina después del último atentado, mientras hacemos llegar nuestro apoyo a las víctimas y al personal que ha intervenido para afrontar la tragedia, nos miramos con desconcierto frente al horror. La locura asesina no necesita razones, enarbolar la bandera de una religión o de cualquier causa para sembrar la destrucción y el sufrimiento es un crimen más. Resulta imposible entender qué se le pasa por la cabeza a alguien que arremete contra cientos de personas que sólo estaban en la calle, pero hay una parte del mensaje del odio que sí podemos percibir de manera inmediata. Lo que siempre busca el odio es contagiarse y crecer.
Pasarán los días y los meses pero la herida de Barcelona la tendremos presente mucho tiempo, igual que nos continúa doliendo el atentado del 11-M. Será un camino largo que acaba de empezar, especialmente para las víctimas y sus familias, pero contamos con la confianza en que al terrorismo, a todas las formas de terrorismo, podemos derrotarlo uniéndonos contra la barbarie desde la justicia y la razón, protegiendo nuestros valores y luchando contra el miedo. No podemos permitir que nadie use ese miedo, y en el camino de la recuperación (que no del olvido) habrá quien trate de instrumentalizarlo.
La islamofobia y la xenofobia no les importan a los terroristas. Muchas veces es en los barrios marginales de Europa donde el terrorismo encuentra su caldo de cultivo. La comunidad musulmana, que ha condenado públicamente el atentado de forma inmediata, es su primera víctima y sus muertos abrumadoramente más numerosos en términos globales. Es de Daesh de quien huye la población siria, familias enteras huyen del horror al otro lado del mediterráneo, de la muerte, las violaciones, las torturas y el terror y encuentran cerradas las puertas de Europa. En parte por las trabas políticas e ideológicas, en parte por las dificultades de la gestión, y en parte también por nuestra cobardía a la hora de afrontar un problema al que no podemos dar la espalda.
El odio también puede ser otra cara del miedo y no nos hace más fuertes ni nos protege, sólo debilitará nuestros valores y la sociedad en la que creemos , o nos convertirá en votantes potenciales de nuevos líderes despóticos y desaprensivos, personajes sin escrúpulos ni moral que prosperan en medio del caos y el enfrentamiento . Ese es el único modo en que los terroristas podrían conseguir la victoria, nunca por sus propios medios.
#TotsSomBarcelona
#TodosSomosBarcelona.
Artículo de la coportavoz de EQUO cuenques y miembro de la RQM Eva del Fresno. Con él expresamos nuestro rechazo a las pancartas racistas que han aparecido esta mañana en la A66