Defendemos la autonomía de la Universidad para diseñar su futuro al margen de cualquier localismo o victimismo
Los lamentos y enfrentamientos localistas han demostrado servir solo para llevarnos a callejones sin salida. Ahora necesitamos decisiones valientes, basadas en una visión global, la cooperación y la sostenibilidad.
El anuncio de la reubicación de varias escuelas y facultades incluido en el Plan Estratégico que la Universidad de Oviedo presentó recientemente, ha levantado ampollas en el espectro político local.
Anuncios como el realizado por el alcalde de Oviedo para recoger firmas contra el traslado de la Escuela de Minas a Mieres o la decepción del alcalde de esta localidad por no alojar el nuevo Grado de Deporte, dejan en evidencia a nuestro parecer, la falta de respeto por la autonomía de la Universidad para gestionar su futuro.
El victimismo da resultado en estos tiempos que vivimos. Frente a realidades como los altos niveles de contaminación que sufren las y los habitantes de las ciudades asturianas, el incumplimiento de las tasas de recuperación de residuos o de la depuración de aguas, que conlleva sanciones millonarias, esos representantes públicos desvían la atención hacia asuntos que no les competen, mientras abandonan los propios.
Oviedo no pierde centros universitarios con esa reorganización, aunque tal vez algunas personas sí pierdan la comodidad de trabajar o estudiar al lado de casa. De Oviedo a Mieres se tardan veinte minutos en tren. Aún así, hay que mejorar los servicios de cercanías para cohesionar la zona central asturiana, tal y como pedimos en una enmienda a los Presupuestos Generales del Estado.
Cualquier decisión que favorezca el aprovechamiento de edificios ya existentes, en lugar de su derribo para construir otros nuevos, siempre que estén en condiciones adecuadas, contará con nuestro apoyo. En Oviedo sobra sitio, si no que se lo digan a las vecinas y vecinos del Cristo que ven a diario el abandono de las instalaciones del antiguo hospital.
Mientras tanto, en las últimas semanas se ha activado varias veces el protocolo por contaminación, ante la pasividad del Ayuntamiento a la hora de tomar medidas para la disminución del tráfico de vehículos a motor.
Los lamentos y enfrentamientos localistas han demostrado, una y otra vez, servir solo para llevar a Oviedo, y a toda Asturias, a callejones sin salida económicos, sociales y ecológicos. Y es ahora, más que nunca, cuando se hacen imprescindibles decisiones valientes, basadas en una visión global, la cooperación y la sostenibilidad.